A 1.630 metros de altitud, en pleno Pirineo oscense, el alto de Somport es el lugar soñado para iniciar una peregrinación a Santiago de Compostela. Por delante, 161 kilómetros y seis jornadas hasta llegar a Obanos y Puente la Reina, localidad en la que esta ruta confluye con el Camino Francés que parte de Roncesvalles. Rumbo norte-sur y guiado siempre por la brecha del río Aragón, el trazado de la etapa de hoy desciende el fresco valle en busca de la meseta jaquesa.
Itinerario :
Tras salir del refugio, nuestros primeros pasos no tienen pérdida, hay una señal de madera con la indicación "GR 65.3 Canfranc Estación" y un mojón jacobeo labrado con las distancias a Santiago de Compostela (858 Km) y Undúes de Lerda, última población aragonesa (87 Km). Bajamos las escaleras que se encuentran junto al mojón para seguir descendiendo junto a la margen derecha de un joven río Aragón. Apenas recorridos 800 metros rodeamos la planta excavada del hospital de Santa Cristina, reconocido albergue fundado en la Baja Edad Media. Tras dejar la estación invernal de Candanchú a mano derecha cruzamos la N-330, salvamos el pequeño desnivel gracias a unas escaleras y retomamos la marcha valle abajo. La presencia de algunos búnker de hormigón y el desafiante panorama de nuestra derecha, con alturas pirenaicas que se alzan sobre el campamento de Rioseta, facilitan la travesía hasta toparnos con la chimenea de la fundería del Anglasé, una torre de sillería que representa el único testigo de una antigua mina de cobre y hierro. (Km 3,2).
Después de un breve encuentro con el bosque salimos a una pista y giramos a la izquierda para salvar el cauce del río procedente de la Canal Roya. Acto seguido, abrimos un portillo de madera y retomamos la senda. Un kilómetro más abajo, un puente de madera permite cruzar las aguas del barranco de Izas, que también se desploman hacia el río Aragón. Continuamos bajando por un estrecho sendero comido por la exuberante vegetación y a espaldas del Coll de Ladrones, dos fuertes defensivos de 1758 y 1900 mimetizados sobre el peñasco. El aroma de un horno de pan abre el apetito llegando al arcén de la N-330, carretera que seguimos para entrar en Canfranc Estación. (Km 6,8).
Una acera pavimentada permite abandonar la población junto al río pero, tras las últimas casas, se vuelve al arcén de la carretera para cruzar un túnel. A la salida se gira a la izquierda para tomar unas escaleras que bajan al pie de la presa de Canfranc (Km 8,5). Cruzando el Aragón nos internarnos por una senda que zigzaguea sobre el cortado formado por la erosiva acción del río. Desde este mirador puede observarse la torre de Fusileros, fortificación militar del siglo XIX emplazada al borde de la N-330. En algunos tramos el camino se torna sombrío gracias a la cobertura de las hayas y desciende hasta el barranco de Ip, donde saluda una fría cascada. (Km 10). Cruzamos el puente, aún con la compañía del frescor de los helechos y el bosque, para recorrer un kilómetro y presentarnos en Canfranc pueblo. (Km 11,2).
La localidad se cruza por la calle Albareda, que divide el pueblo en dos mitades iguales, y se deja a mano izquierda la iglesia parroquial de la Asunción para cruzar el río Aragón por el puente medieval. Arropados entre la montaña y el río seguimos durante más de dos kilómetros hasta llegar a un paso subterráneo que atraviesa la N-330 y que obliga casi a agacharse. (Km 13,6). Otro tramo de dos kilómetros, con la perspectiva del río bajo nuestros pies, nos lleva a pasar junto a la entrada de la cueva de las Güixas, una gruta de estalactitas y estalagmitas. De inmediato se llega a la entrada de Villanúa, donde surge la primera alternativa de la etapa. La primera opción gira hacia la derecha, cruza el puente sobre el Aragón y continúa hasta la siguiente localidad por una cabañera (cañada para el ganado) paralela a la N-330. La segunda opción, la que sigue la guía, nos lleva hasta el centro de Villanúa. (Km 15,8)
Llegando junto al supermercado torcemos a la izquierda y abandonamos Villanúa tras dejar atrás la iglesia de San Esteban. Nos fiamos de las marcas rojas y blancas del GR, que nos guían durante más de una hora, primero por pista asfaltada y luego por pistas de tierra y piedras, hasta un puente sobre el Aragón (Km 21,4). Lo pasamos para llegar a la N-330, que cruzamos con cuidado para subir hasta Castiello de Jaca (Km 22,6).
Dejando a mano derecha la iglesia de San Miguel, se desciende calle abajo hasta la carretera nacional. La cruzamos para llegar a la zona de servicios del pueblo y de seguido volvemos a salvar por otro puente el río Aragón. Un gratificante paseo por la margen del río nos lleva a cruzar sobre una pasarela habilitada en 2010 sobre otro cauce, esta vez el del Ijuez (Km 23,8). Solventado este punto, antes conflictivo y que gracias a la pasarela ha quedado en el recuerdo, retomamos la marcha media hora más hasta cruzar la carretera y después continuamos más de dos kilómetros pegados al arcén y por algunas cabañeras paralelas a la N-330. Llegamos así hasta la ermita de la Victoria (Km 28,3) y un puente, tras el que afrontamos el fuerte repecho de la cuesta de la Salud para entrar en Jaca. Rectos, por la avenida de Francia, llegamos hasta la plaza de la Catedral y continuamos por la calles Bellido y Puerta Nueva para girar a la derecha por la calle del Hospital y de nuevo a la derecha por Conde Aznar, donde se encuentra el albergue. (Km 30,5) Fin de etapa.
Esta información ha sido extraída de la web : http://caminodesantiago.consumer.es
Click aquí para información completa del Itinerario, dificultades, qué ver, qué hacer...
Después de un breve encuentro con el bosque salimos a una pista y giramos a la izquierda para salvar el cauce del río procedente de la Canal Roya. Acto seguido, abrimos un portillo de madera y retomamos la senda. Un kilómetro más abajo, un puente de madera permite cruzar las aguas del barranco de Izas, que también se desploman hacia el río Aragón. Continuamos bajando por un estrecho sendero comido por la exuberante vegetación y a espaldas del Coll de Ladrones, dos fuertes defensivos de 1758 y 1900 mimetizados sobre el peñasco. El aroma de un horno de pan abre el apetito llegando al arcén de la N-330, carretera que seguimos para entrar en Canfranc Estación. (Km 6,8).
Una acera pavimentada permite abandonar la población junto al río pero, tras las últimas casas, se vuelve al arcén de la carretera para cruzar un túnel. A la salida se gira a la izquierda para tomar unas escaleras que bajan al pie de la presa de Canfranc (Km 8,5). Cruzando el Aragón nos internarnos por una senda que zigzaguea sobre el cortado formado por la erosiva acción del río. Desde este mirador puede observarse la torre de Fusileros, fortificación militar del siglo XIX emplazada al borde de la N-330. En algunos tramos el camino se torna sombrío gracias a la cobertura de las hayas y desciende hasta el barranco de Ip, donde saluda una fría cascada. (Km 10). Cruzamos el puente, aún con la compañía del frescor de los helechos y el bosque, para recorrer un kilómetro y presentarnos en Canfranc pueblo. (Km 11,2).
La localidad se cruza por la calle Albareda, que divide el pueblo en dos mitades iguales, y se deja a mano izquierda la iglesia parroquial de la Asunción para cruzar el río Aragón por el puente medieval. Arropados entre la montaña y el río seguimos durante más de dos kilómetros hasta llegar a un paso subterráneo que atraviesa la N-330 y que obliga casi a agacharse. (Km 13,6). Otro tramo de dos kilómetros, con la perspectiva del río bajo nuestros pies, nos lleva a pasar junto a la entrada de la cueva de las Güixas, una gruta de estalactitas y estalagmitas. De inmediato se llega a la entrada de Villanúa, donde surge la primera alternativa de la etapa. La primera opción gira hacia la derecha, cruza el puente sobre el Aragón y continúa hasta la siguiente localidad por una cabañera (cañada para el ganado) paralela a la N-330. La segunda opción, la que sigue la guía, nos lleva hasta el centro de Villanúa. (Km 15,8)
Llegando junto al supermercado torcemos a la izquierda y abandonamos Villanúa tras dejar atrás la iglesia de San Esteban. Nos fiamos de las marcas rojas y blancas del GR, que nos guían durante más de una hora, primero por pista asfaltada y luego por pistas de tierra y piedras, hasta un puente sobre el Aragón (Km 21,4). Lo pasamos para llegar a la N-330, que cruzamos con cuidado para subir hasta Castiello de Jaca (Km 22,6).
Dejando a mano derecha la iglesia de San Miguel, se desciende calle abajo hasta la carretera nacional. La cruzamos para llegar a la zona de servicios del pueblo y de seguido volvemos a salvar por otro puente el río Aragón. Un gratificante paseo por la margen del río nos lleva a cruzar sobre una pasarela habilitada en 2010 sobre otro cauce, esta vez el del Ijuez (Km 23,8). Solventado este punto, antes conflictivo y que gracias a la pasarela ha quedado en el recuerdo, retomamos la marcha media hora más hasta cruzar la carretera y después continuamos más de dos kilómetros pegados al arcén y por algunas cabañeras paralelas a la N-330. Llegamos así hasta la ermita de la Victoria (Km 28,3) y un puente, tras el que afrontamos el fuerte repecho de la cuesta de la Salud para entrar en Jaca. Rectos, por la avenida de Francia, llegamos hasta la plaza de la Catedral y continuamos por la calles Bellido y Puerta Nueva para girar a la derecha por la calle del Hospital y de nuevo a la derecha por Conde Aznar, donde se encuentra el albergue. (Km 30,5) Fin de etapa.
Esta información ha sido extraída de la web : http://caminodesantiago.consumer.es
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